Profesión: ladrón de bolígrafos


Estaba en el banco. Un señor se le acercó a la muchacha que estaba delante de mí. Le pidió su lapicero para "llenar la planilla" Era un señor mayor. Nadie sospecharía nada. Unos minutos después, había desaparecido con todo y botín. Mientras, la joven daba vueltas sobre su propio eje, buscando al anciano.

Lo que ella no sabía es que con el paso del tiempo, los trabajos se fueron cada vez más especializando. Así, la medicina se dividió según las partes del cuerpo o edades; el periodismo, según la fuente; la educación, según la ciencia. Ha sido tanto así, que hoy en día hay personas que se dedican exclusivamente a robar bolígrafos.

Bueno, puede ser que la profesión no sea nueva, pero siempre ha sido molesta. Son esas personas que te dicen "¿Me prestas un lapicero, por favor?", escriben y se desvanecen de tu vista. Incluso, puede que no se vayan, pero pierdan la pluma y te preguntan "¿Qué lo hice? Tendrás que buscar otro"

Todavía no sé si, por la crisis económica, la gente ha comenzado a comer lapiceros. Dudo que la tinta tenga algún valor nutritivo, pero no lo descarto. Sólo así podría explicarlo todo. Es decir, ¿qué hacen con ellos? ¿acaso los coleccionan? ¿tienen una enferma obsesión? ¿son mini cleptómanos?

Yo siempre oculto los míos, para evitar a estos ladrones profesionales. Pero cuando ocurre que me atrapan escribiendo con uno, me quedo a su lado. Los miro de arriba a abajo, como si los fuera a robar o a meter mano. No me importa. Así siempre lo devuelven. Prefiero que digan "Tenía toda la pinta de un pervertido" a "No se dio cuenta cuando le quité el bolígrafo"
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Publicado el o4 de marzo de 2o13

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