Seamos gordos y felices


En estos días conversaba con alguien que me dijo "Cuando uno se ve bien y tiene buen cuerpo, uno se siente bien" De pronto sentí como que halaron los pelos de la nariz. Lamento informar (a los obsesionados con su cuerpo) que es al revés. Si te sientes bien contigo mismo/a, te verás bien.

Muy a pesar de lo que dicen los vendedores de HerbaLife, los actores de Jersey Shore (con todas sus variantes), los comerciales de comida integral y los usuarios abusivos de Photoshop, lo importante es el fondo y no la forma.

Si te aceptas como eres, serás feliz de forma inmediata. No importa si tienes la nariz ganchuda, senos pequeños, unos kilos de más, seas bajito/a. Si te das cuenta que la felicidad no depende de un tipo de cuerpo o lo que diga la báscula, saldrá de ti lo mejor que llevas en tu interior.

No todos nacieron para ser modelos. No todos deben parecer que nunca comen. No todos deben tener la musculatura de Arnold Schwarzenegger 1982. No todos deben alimentarse como pajaritos.

Es decir, tener sobrepeso no está mal, siempre y cuando no te afecte la salud (en ese caso, sí debes hacer algo) Pero lo que sí está mal es burlarse de unos kilos de más. Está mal pensar que una silueta te va a brindar alegría.

Con esto no quiero decir que está mal ser delgado. Ni que la obesidad es la panacea. Sería muy estúpido e irracional de mi parte. Sólo digo que no hay que buscar afuera lo que ya se tiene dentro.
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Publicado el 19 de abril de 2o15

1 comentario:

Alondra dijo...

Cuando era una pavita sufrí por ser una escoba con falda, menos mal que la adolescencia es como el sarampión: pica pero pasa :) Después agradecí a la genética que me permite disfrutar de la comida y no engordar.
De todas formas, está bien cuidarse pero todo en su justa medida. De nada sirve buscar la perfección exterior y vivir amargada internamente.
Un abrazo afectuoso