Todos los hombres son unos perros


El viernes pasado fui, como siempre a pedirle un favor a una muchacha. Siempre le pido ayuda con las cotizaciones de automóvil:
-Hola, Adelaida, ¿cómo te va?
-Bien, ¿cómo estás tú?
-Bien. Disculpa, se me olvidó tu nombre
-Ciro
-Ci-ro. Bueno, tú no te sabes el mío
-Adelaida
¿Será que me escuchó al principio?
-Tienes razón -respondió-
-Adivina qué necesito hoy -dije, para cambiar el sentido de la conversación-
-Una cotización
-Exacto. Tus habilidades adivinatorias están pulidas
-No, siempre vienes a lo mismo. Es lo único para que la solicitan a una
Pero si es tu trabajo
-Es lo único que me piden hacer -continuó- Como los hombres tienen cinco mujeres para escoger en el mundo, me imagino que otras cuatro deben estar gozando
¿Y a qué vino eso?
-Pero no puedo dejar que nadie me dañe mi día. Hoy es viernes -siguió-
-Ni los viernes ni ningún otro día
-Es cierto
Le di los datos del carro a cotizar y mientras se imprimía el papel, comenzó a sellar unos papeles con furia, con mucha rabia
-¿Y cómo está la calle? -me preguntó de pronto
-Terrible
-¿Mucho calor?
-No, mucha gente peleándose. Los viernes siempre son así
-Pero los que se pelean son los hombres. Todos se pelean para estar temprano, pero no en su casa ¿sabes a dónde van a parar todos?
-No, ¿tu sí?
-A la casa de sus amantes. Todos corren para ser infieles y llegar a tiempo con la mujer
No debí preguntar
-¿Tú dices? No creo que sea siempre así -intenté hacerla reflexionar-
-Todos los hombres son iguales
-¿Sí?
-Todos son unos cerdos. Todos los hombres son unos perros
A alguien le montaron los cuernos últimamente y no fue a mí
-¡Mira! -expresé con emoción-
-¿Qué cosa? Me asustaste
-¡La cotización ya se imprimió!
-Sí, qué rápido
A mí me pareció una eternidad
-Sí, esa impresora es veloz como la luz -aseveré-
Apagada
-Toma tu cotización -dijo mientras extendía el papel-
-Gracias, muy amable
-De nada. Vuelve cuando quieras
-Claro
Iré cuando quiera escuchar de nuevo a una mujer quejándose de los hombres y usando frases gastadas por el uso cotidiano de la conversación típica de dos mujeres. Creo que las mujeres deberían crear otra frase para quejarse del género masculino, como "Los hombres son como un paseo en el infierno con un anfitrión tartamudo" o "Los hombres son como una tarde lluviosa con un rímel que no es a prueba de agua", no sé. Que la inventen y me avisan.

Posteado originalmente el 17 de marzo de 2oo9

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