Un amigo menos



Cuando mi amigo me dijo en un arranque de rabia que yo era un "hijito de mamá" y "el más inmaduro del grupo" pensé que me conocía demasiado. Pero cuando me dijo que yo tenía "casi treinta años", me molesté un poco.
¿Casi treinta? No, yo podré ser inmaduro, pero tengo 25. No tengo casi treinta. Yo tengo casi veintiséis. Mi reacción fue respirar profundo para no hacer nada estúpido. Inhalé. Exhalé. Entonces, accidentalmente lo pateé de forma repetida.
¿Sabes que odian las personas? Ser pateadas en público. Lo descubrí ese día. Desde ese momento, mi entonces amigo me dejó de hablar. Tan rencoroso. Yo, por mi parte, sentí un gran alivio al instante. Había botado toda la ira.
Al día siguiente no me habló. Ni el día siguiente, ni ningún otro día. Ya no era parte de mi grupo. O yo del suyo. Nuestros amigos en común se pasaban un rato con él y otro conmigo. Con él se divertían, conmigo estudiaban. Fue cuando me di cuenta que me había convertido en la esposa y él, en la amante. La diversión era con él, pero para sacar buenas notas, venían a mí.
Ese nuevo papel que se me había asignado no me gustó en absoluto. No me divertía porque nadie quería estar a mi lado para hacer chistes. De hecho, desde que peleamos, menos gente me habla. Lo que es bastante, tomando en cuenta que sólo me trataba la mitad del salón.
Me puse a pensar y encontré la solución más obvia: dar mi brazo a torcer. Después de sufrir la indiferencia de mi grupo, quizá lo mejor era ofrecer mis disculpas por haberlo pateado.
Esa noche, me dije que era la hora. Pero mientras hacía un ejercicio de un programa que debía correr noté algo diferente. Como ya nadie me hablaba, nadie me interrumpía y nadie se copiaba de mis códigos. Era tan extraño respirar aire puro, pues nadie se amontonaba frente a mi equipo.
Quizá era el hecho de que mi cerebro se estuviera oxigenando más de lo normal, pero me puse a pensar de nuevo en la situación. Si todas mis clases iban a ser así de tranquilas, terminaría los ejercicios y evaluaciones más rápido. Quizás valía la pena. Sí, debía intentarlo. Quiero sacar excelentes notas, mi ex amigo puede esperar. Incluso, debería pelearme con alguien más.

Enviado el 2o de julio de 2oo9

No hay comentarios: