Oídos indiscretos


Los vecinos de mi madre son buenas personas, pero hablan muy alto y sus palabras se cuelan a través de las paredes. Así comenzó la historia que voy a contar. Sus voces que me han hecho escuchar una conversación que no debí oír. Todo comenzó una tarde cuando la madre hablaba con la hija:

-Pues sí, resulta que pude ver como llegaba Fernando. Ese hombre es un degenerado -dijo la mamá-
-Sí que es un degenerado -contestó la hija-
-Le está montando los cuernos a su mujer
-¡Pobre Isabel! Inocente de todo
-Ni tan inocente. Creo que ella anda en algo raro
-¿Raro cómo?
-Creo que ella también está teniendo una aventura
-¿En serio, una aventura?
-Sí
-Pero, ¿con quién?
-No sé, pero estoy segura que se está vengando
-¿Ella sabe que el marido le está siendo infiel?
-Yo creo que lo sospecha
-Pues debería vengarse. La amante es demasiado fea
-Sí, nunca le llegará a los pies a Isabel
-Pero es que todos en esa familia son unas joyas
-¿La familia de quién?
-De Fernando. Recuerda que el hermano anda en negocios sucios
-Sí, cierto. Tan estudiado el muchacho y vino a caer tan bajo
-Sospechoso de la muerte de su propia madre. Y como está prófugo, nadie cree en su inocencia
-Y ese también le montaba los cuernos a la esposa
-Cierto
-No tengo idea de cómo va a terminar esto
-Ni yo, toca esperar hasta el capítulo del lunes
-Esa novela me tiene en suspenso
-A mí también

Eso me enseñó algo muy importante: no se debe espiar a los vecinos. No fue agradable para James Stuart en La Ventana Indiscreta. No fue útil para mí. No espíes a tus vecinos, a menos que tenga algo bueno -y real- que contar.

Publicado el 1o de agosto de 2o1o

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