Los tres chiflados


La semana pasada estuve leyendo demasiadas cosas malas y estúpidas. Todo por cortesía de los políticos de mi querido país. Justo cuando creí que nadie podía decir nada que les ganara, leí "Los amigos no son para siempre" Ese comentario se llevó la corona.

Yo sí creo que existen los amigos que son eternos. Yo tengo dos: Maya y María Eugenia. Estudiamos juntos en la universidad y desde entonces son de esas amistades a las que me gusta tener presente. Es como si el tiempo se detuviera cada vez que hablamos. Podrían pasar años sin vernos y aún sentir que hablamos hace cinco minutos.

Recuerdo que conocí a Maya en una materia que se trataba de diseño de medios impresos. Mi revista había quedado mal impresa y mal cortada. Ante el desastre, no podía parar de reír como loco (al final, era mejor que llorar) Fue amistad a primera risa.

María Eugenia era del grupo de Maya. Yo la conocía previamente, pero no éramos amigos. Después de compartir poco con ella, no pude dejar de estar en ese grupo. Todos teníamos un apetito insaciable por las donas, los helados y todo lo que tuviera azúcar.

Sin importar el semestre, mi día favorito era el miércoles. Era cuando nos sentábamos a comer cualquier cosa dulce, reírnos sin parar y, cuando nos daba tiempo, estudiar.

Hemos crecido y ahora somos adultos, pero eso no significa que no somos amigos. Me enorgullece saber que tengo personas como ellas a mi lado. Bienaventurados los que tienen una amistad eterna, pues siempre tendrán motivo para sonreír.

Publicado el o2 de septiembre de 2o1o

No hay comentarios: