Pensamientos en el banco



Esto de venir al banco es tan aburrido. Hay mucha gente haciendo mil cosas. Todos creen que lo suyo es más importante que lo del resto y se molestan. Normalmente me traigo un libro para leerlo sentado y hoy se me olvidó traer uno. Bueno tampoco hay asientos disponibles.

Quizás me podría bucear a alguien -para entretener la vista en algo, no de forma sicótica. Pero toda esta gente está horrible. Eso no me entretiene: me lastima la vista. Bueno, voy a tomar uno de estos folletos. "¿Tasa de interés?" No quiero endeudarme, gracias.

Una sola cajera para todos los que venimos a retirar tarjetas y chequeras. ¿A qué drogadicto se le pudo ocurrir esa idea? No me molestaría si ella fuera veloz en su trabajo, pero es tranquila la muy hija-de-su-mamá. Escribe lentísimo. Debe tener artritis en las manos. Eso lo explicaría todo ¿Pero por qué no la ponen en otras labores?

Este muchacho al lado mío tiene el piercing más impresionante que haya visto en todo el día. Aunque también es el primero. Es tan grande y llamativo. Y ponérselo ahí junto a la ceja. Es como si fuera una gran protuberancia. Un momento.. es una verruga.

¿Por qué en las publicidades del banco todos aparecen sonriendo? Seguro que no pasaron cuatro horas parados como yo. Voy a salir con várices de aquí. Quizás ese sea el cambio de imagen del que hablaba mi horóscopo esta mañana.

Finalmente mi número. ¿Por qué la gente se entristece? Ya quisieran que me hubiera ido y desperdiciado mi mañana. Pero no. ¿Qué es eso que acaba de decir la tortuga disfrazada de cajera? No hay sistema y debo pasar otro día. Claro, no hay cosa que me alegraría más.

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Publicado el 12 de octubre de 2o11

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