Mujeres y la temporada de lluvia


No hay mejor aroma que el de la tierra mojada, apenas comienza a llover. Es el olor de la frescura, de la niñez, del agua que arrastrará basura que tapará los desagües. Apenas comienza, puedo escuchar las sonrisas a dibujarse en la cara de las personas. Y si pones suficiente atención, puedes oír a más de una mujer lanzando maldiciones. Creo que son las que más sufren con la temporada de las lluvias. Seis ejemplos a continuación:

1. Muchas salen con sandalias. Les gusta mostrar el arduo trabajo y las horas que pasaron pintándose las uñas. Pero el Sol que ellas pensaron que las haría ver radiantes nunca sale, llueve y terminan pisando charcos que le llegan hasta los tobillos ¿Alguien dijo hongos en los pies?

2. Siguiendo con lo anterior: hay quienes siguen al pie de la letra aquello de "primero muerta que sencilla". Así, se la pasan en la peluquería o ellas mismas se arreglan el cabello. Horas y horas perdidas cuando se les moja su lacia cabellera, dejando al descubierto algo muy parecido a una permanente de los años 80.

3. Sí, muchas pasaron mucho tiempo en el gimnasio para verse, para decirlo en el término científico, como unas remamacitas. Se ven bien, se sienten bien y quieren que todos lo noten. Entonces, se visten con la ropa ligera que las haga ver mejor. Sin darse cuenta que el chaparrón las mojará y esa ropita no las protegerá. La gorda con el suéter-tejido-por-su-abuela, esa sí no pasa frío.

4. Lo que nos lleva a un punto crucial ¿Sabes qué les molesta a muchas mujeres? Sí, esos días del mes.. y en segundo lugar: verle los pezones a otras féminas. Sin embargo, hay unas que no lo han notado y salen al mundo sin sostén. Una ola de frío + un poco de lluvia + esa blusa bellísima y blanquísima = conversaciones incómodas ("¿Cómo le miro los ojos, si siento que sus senos me están observando?")

5. Continuando con lo de verse bien. No hay nada como las cosas de calidad. Uno paga un poco más, pero vale la pena. Sin embargo, hay algunas integrantes del género femenino que se niegan a gastar unos billetes de más en maquillaje. Unas gotas de lluvia sobre el rostro y ese rímel que debía resaltar la mirada, termina regado como si hubieran llorado inconsolablemente. No, no es sexy.

6. Y no las culpo, el dinero no les puede alcanzar para maquillaje si la mitad del presupuesto se va en paraguas. Sí, hablo contigo, que has dejado ese aparato en la oficina, el autobús, el metro, el taxi, el salón de clases, en el baño público, en la casa de un amigo y en un sinfín de lugares. Deja de gastar en paraguas y comienza a usar ese dinero en un remedio para la memoria. O compra más periódicos, que es lo que terminas usando para proteger tu cuerpo.
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Publicado el 13 de mayo de 2o13

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