¡Ah, por eso me dicen Sheldon Cooper!


Estaba llegando a la panadería a la que siempre voy, cuando dos empleados no se ponían de acuerdo. Estaban discutiendo por cuál debería barrer detrás del mostrador y quién por delante. Como es natural, me dispuse a resolver esa contienda:

-¡Yo no quiero barrer afuera! -decía Merly, quien siempre me atiende-
-Dame la escoba, -le respondió Pedro, otro vendedor- que quiero limpiar adentro
-A ver, -intervine- eso tiene una solución muy fácil. Los dos limpian afuera. Se dividen el trabajo y adentro que lo haga alguien más
-Sí, -aceptaron ambos- como que sí tiene sentido
-Claro que tiene sentido -continué- Es más, propongo que adentro barra Marbelys. Por cierto, ¿dónde está ella?
Marbelys era otra vendedora
-Está de reposo -reveló Merly- ¿Sabes que ella es diabética?
-Sí, lo sé
-Bueno, esta tarde se sintió muy mal
-Terrible
-Sí, le inyectaron insulina y todo
-Ella debe cuidarse mucho.. ¿y el hornero?
-¿Qué hornero?
-El que hace los panes
-No entiendo
-Merly, el que hornea aquí ¿Hay alguien que lo hace, cierto?
-Sí, sí hay
-Bueno, él
-¿Pero qué tiene que ver él en todo esto?
-Todo
-Ciro, yo estoy hablando de Marbelys
-Y yo estoy hablando de quién va a limpiar adentro. No cambies el tema. En fin, podría ser el hornero
-Contigo no se puede hablar, Ciro

Compré los panes y me fui a cenar. A la mañana siguiente, me di cuenta de todo. Ya sé por qué mis amigos me dicen que me parezco a Sheldon Cooper: soy alto y delgado
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Publicado el 17 de noviembre de 2o13

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