La pobre Lucy

Hay personas que tienen nombres peculiares. Alguna vez leí que últimamente los nombres parecían mutaciones de las últimas tres letras del alfabeto. Estoy de acuerdo con eso.

Una de las personas que conozco con nombre peculiar es Oscarelina. Una secretaria, cuyos padres, Óscar y Alejandrina, decidieron no sólo mezclar cromosomas, sino también nombres de pila. El resultado fue un nombre único.

Oscarelina me ha comentado que sus amigas, como diminutivo, le dicen Óscar, lo que causa celos en los novios de las amigas, cuando le dicen "Mi amor, hoy salgo con Óscar". Obviamente, se calman cuando la conocen.

Pero pensar en Oscarelina me hace recordar mis días de infancia. Me recuerda a Lucía Fernanda (sus padres se llamaban Lucía y Fernando)

En el salón de clases había dos Fernandas: María Fernanda y Lucía Fernanda. Como es muy común, a la primera le decían Marifer. Lo que llevaba a lo natural: a Lucía Fernanda le decían Lucifer.

Es redundante decir que la vida de Lucifer era todo un infierno. Nadie la quería. Con un nombre así nadie quería hacer grupo con ella. Ante eso, la maestra nos decía que era una niña normal, nada diabólica. Pero todos sabíamos que hasta la profe le tenía idea. Burlarse de Lucifer era muy divertido en la clase de catecismo. Siempre la culpábamos de todos los males de la humanidad.

Hoy en día me da pena el comportamiento hacia Lucifer. Un día, me la conseguí en la calle. Estaba con un bebé en brazos. La saludé y le pregunté si la criatura era suya -para que se diera cuenta de que he madurado y que sé que no es el diablo en persona- A lo que me respondió, con una sonrisa en la cara: "Sí, es una niña. Se llama Yuleixyth, con th al final"

Enviado originalmente el 19 de mayo de 2oo8

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