Mi casa es tu casa

Debí sospecharlo desde un principio, cuando la paloma me quedó viendo desde la ventana del balcón. Pero yo sólo pensé "¿Pero qué me mira?"

Al día siguiente me pasó exactamente lo mismo. La misma paloma en el mismo sitio me quedó viendo, observando desde su más profunda maldad. Me miraba mientras yo comía mi almuerzo. Pero yo sólo pensé que era una casualidad.

Al tercer día, la misma paloma me quedó viendo a la misma hora, en el mismo lugar. Esta vez no estaba solo. Mi hermana acompañaba y me dijo "¡Qué c@ra¡os! ¿Qué hace esa paloma viendo para acá?". Pero mi respuesta fue la obvia "No sé, ya este es el tercer día consecutivo que la veo"

El cuarto día me la encontré en la mañana, viéndome desde el balcón de mis vecinos. Ya la cosa pintaba más que extraña. Entonces, me di cuenta que en el piso había unos palitos. Lo entendí todo de inmediato: estaba haciendo un nido en el balcón del vecino. Como había restos del nido en mi balcón, los limpié. Pensé que esas palomas debían ser más cuidadosas.

Al quinto día, como era usual, la paloma se encontraba a la hora del almuerzo observándome desde el balcón. Ya me había acostumbrado al acoso, así que no le presté mucha atención, hasta que salí al balcón. Allí, en el piso estaban palitos y hojitas. La paloma no estaba haciendo un nido en la casa de mis vecinos, sino en la mía.

Y así, la paloma se instaló en el balcón, con otra más. Eso me preocupaba, porque estaban viviendo como parásitos. Debían hacer algo por mí si no iban a pagar renta. Pero sólo me miraban, esas invasoras.

A la semana, se fueron. Dejando el nido solo. Me sentí raro porque ya me había acostumbrado a su extraña presencia.

Días después, las volví a ver. Estaban en el balcón del vecino. Fue cuando caí en cuenta: mi nido era su casa veraniega. No lo podía creer, pero lo podía entender, es que soy muy chévere, como unas vacaciones.

Enviado originalmente el 11 de agosto de 2oo8

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