Nerd

Mis compañeros de clase me odian. No todos, sólo un poco más de la mitad. Pero juro que 25 personas es mucha gente para mí, sobre todo porque no les he hecho nada, todavía.

Me odian porque me gusta participar en clase y no hay materia en que no levante la mano para intervenir. Pero es sólo que pensaba que en este etapa todos mis compañeros serían dedicados y competitivos, que todos se pelearían por ser los mejores, pero el único que quiere ser el mejor soy yo. Cuando decidí estudiar me dije que, como lo hago por gusto y no por necesidad, sería el número uno y me divertiría en el proceso.

Aunque eso de ser odiado no es divertido. Me enteré porque un día un compañero me dijo:

-¿Sabes cómo te llaman a ti en el salón?
Ciro
-No, no sé
-Ya te pusieron un sobrenombre
-Apenas llevamos juntos una semana de clase
-Sí, pero como siempre estás interviniendo, ahora te tienen un sobrenombre..
Ahí viene el modo como de ahora en adelante
-..el nerd
Oh, pero qué original
-Yo he sido un nerd toda mi vida, no me importa que me lo digan
-¿O sea que no te molesta? -preguntó con un poco de decepción en su mirada y tono de voz-
-No
-Pero tuercen los ojos cuando tú hablas. Míralos bien como te ven con desprecio y luego comentan en voz baja cosas de ti.
-A mí nunca me ha importado lo que los demás piensen de mí
-¡Jajajajajajajaja!
-¿Qué pasa? ¿Qué dije?
-Es que tú hablas muy gracioso. Siempre me hace reír tu vocabulario tan estirado. ¿Cuál fue la palabra que dijiste en estos días que me hizo reír tanto?
-Moderación
-Sí, fue esa. ¡Moderación! ¡Jajajajajajajajaja!

Debo admitir que me sentí mal. Aunque dije que no me importaba, la verdad sí me importó. Un grupo de personas que no me conocían lo suficiente me odiaban. Lo normal es que me conocen primero y luego me detestan. Y si ya me odiaban, ¿qué iban a sentir por mí cuando relamente supieran como soy?

Aun así continué interviniendo para que me siguieran odiando. No podía evitarlo. Y así siguió hasta que el día en que el profesor de Lenguaje me dijo que no sabía usar la sangría delante de todo el salón. Entonces, me enfrenté y gané la discusión.

Mis compañeros también odiaban al profesor. Así que por aquello de "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", me han comenzado a tratar bien. No todos, pero algo es algo. Ahora sólo me odia un poco menos de la mitad del salón y el profesor de Lenguaje.

Enviado originalmente el 24 de noviembre de 2oo8

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