¿Por qué no le pegaron un chicle?

Mientras leía la noticia de una muchacha que fuera envenenada por sus compañeros de clase, no dejé de pensar qué pasa en nuestra sociedad, qué lleva a alguien a cometer un delito así.

En principio, me quedé impresionado de que la razón del intento de homicidio fuera que la muchacha sacara sólo buenas notas y que los compañeros de clases lo hicieran por envidia.

O sea, en mis tiempos si alguien no era de tu agrado le soplabas el sacapuntas. Era una maldad por excelencia, porque al oxidarse el sacapuntas la persona no podía seguir usándolo, lo que producía una gran rabia.

¿Y qué pasó con los chicles? Siempre tan condenados por producir gastritis al mismo tiempo que refrescan nuestro aliento. Después de que se quedaran sin sabor lo lógico era pegarlo en la cabellera de quien te cayera mal. Si no era el cabello, bien podía ser embarrado en el pantalón, falda o mono.

Ni hablar de las máximas venganzas, un chinche en el puesto o una roceadita de pica-pica era la cúspide de la maldad.

Además, en mis tiempos, si alguien envidiaba a los alumnos con buenas notas, lo envidiaba y punto. Lo más malo que podía hacer era hablar mal de "cerebrito", criticar sus lentes, peinados, pantalones hasta los hombros, su tartamudez y cualquier defecto que se le pudiera encontrar.

Ahora, lo que más temo es que la ignorancia sea justificada. "Papá, saqué 09 porque debía proteger mi vida", dirán de ahora en adelante.

Enviada originalmente el 21 de abril de 2oo8

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