Todos Tenemos Un Jefe

Antes de celebrar el Día del Trabajador, es necesario darle su justa importancia a nuestros jefes. Esos seres maravillosos que, entre dolores de cabeza, nos permiten ganarnos ese quince y último que se desvanece entre nuestras manos. Durante mi corta vida laboral me he topado con muchos, algunos mejores que otros, y mientras los he ido conociendo los he clasificado. Una discriminación que he decidido compartir con el mundo. Así que pienso que los jefes se pueden dividir en:

* El Gritón: es aquel cuyo deporte favorito es gritar. Habla gritado, pide las cosas a gritos y, cuando va a tener una reunión a solas, grita. Lo interesante de este tipo de jefes es que ellos no se dan cuenta que sus voces siempre están unos decibeles más alto de lo normal, así que todo con ellos es un secreto a voces (literalmente)

* El Sociable: a diferencia del gritón, el sociable es muy cariñoso con todos sus empleados. Por lo general es muy querido porque se preocupa por todos. Es aquel que llega saludando a todas las personas -desde el portero hasta a su secretaria- por lo que puede entrar al edificio a las 8, pero llegar a la oficina a las 11. Este jefe puede ser muy peligroso, porque hay quien se pasa tanto tiempo con los empleados que se olvida pasar un rato trabajando, así que siempre tiene trabajo atrasado.

* El Gerente Ausente: este jefe es como un fantasma, una leyenda urbana. Pocos lo han visto, pero todos saben que existe -casi como Dios. Su oficina siempre tiene la luz prendida y todo se encuentra en perfecto orden. Su horario de trabajo es un misterio, pues entre reuniones y reuniones, ir a trabajar es casi una visita diplomática.

* Memoria de Corto Alcance: son aquellos que olvidan todo. Normalmente te preguntan si has visto donde está el bolígrafo que sostienen en las manos. Nunca se saben tu nombre, sin importar que lleven 8 años trabajando juntos. Así que es común que te ponga un sobrenombre o te bauticen con el nombre que mejor les parezca. Algo así como la cuña de Inter: Me llamo Carlos Alberto, pero mi jefe me dice José Luis.

* El Todopoderoso: siempre anda cargado de papeles y tiene muchísimo trabajo todo el tiempo. Pero es que este jefe nunca delega, bien porque no sepa hacerlo o porque no confíe en sus empelados. Por lo general estos jefes están siempre muy estresados y corriendo de un lado a otro. Los empleados de estos jefes son los más felices, porque nunca son molestados. Lo único malo es que pueden terminar siendo tachados de flojos, porque nunca hacen nada.

* El Delegado: es todo lo contrario del Todopoderoso, pues nunca hace mucho, mientras sus empleados hacen todo. Delega todo, hasta su vida privada. Sus empleados lo odian por ser tan desvergonzado y porque cuando piensas que más trabajo no puedes tener, siempre aparece con un buevo proyecto que sólo tú sabrás resolver. Estos jefes esperan a que falten 5 minutos para que se termine el día de trabajo para avisarte de ese informe urgente que necesitan para mañana y del que se les había olvidado comentarte (el informe debe estar acompañado de una presentación en PowerPoint y un resumen para los asistentes)

*El Profesor: tiene la costumbre de enseñar a los recién llegados. Les muestra a todos cómo deben hacer las cosas, cómo no y los trucos para cumplir con los objetivos de manera precisa. Este tipo de jefes es muy chévere, porque terminas aprendiendo todo sobre la profesión. Sin embargo, lo que ocultan los profesores es su deseo de renunciar y salir corriendo. Realmente no te enseñan: te entrenan. Están hartos de su trabajo y sólo esperan por la primera persona que se encargue de su puesto.

Ahora que lo pienso, después de todo, los desempleados no la pasan tan mal

Enviado originalmente el 28 de abril de 2oo8

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