Un alcalde real

Ahora que se acercan las elecciones todos los candidatos a alcalde en mi pueblo prometen un cambio. Ya estoy harto de eso. Cada vez que alguien se lanza al ruedo dice que va a cambiar la política, pero con el tiempo son más de los mismo. Nadie cambia nada, excepto el estado de sus cuentas bancarias.

Por eso, esta vez pienso votar por uno real. Yo quiero un candidato que no me prometa nada, que diga que va a robar hasta dejarnos sin nada. Yo quiero alguien que diga la verdad, que no me decepcione al final.

Propongo un candidato que sea un borracho de carrera, un candidato que no sepa nada de administración pública. Un verdadero desperidicio de voto, alguien que nunca en su vida haya ahorrado y que no sepa donde está parado.

Quiero a alguien que no me diga que lo va a intentar y que va a hacer de mi pueblo un lugar habitable. Yo prefiero alguien que diga que no le va a importar la basura en las calles y que el hampa va a estar desatada a cualquier hora, en cualquier lugar, incluso en las estaciones de policía.

Yo quiero un candidato que diga verdades. Yo quiero que me diga que el estado de las calles será deplorable durante su mandato. Yo quiero que me diga que el alumbrado público será una ilusión en la mente de los habitantes y que es mejor que compremos velas.

Quiero un candidato que diga de frente que vamos a tener problemas con el agua, pero que no diga que es por el crecimiento de la población, sino porque no invertirá en acueductos. Quiero que me diga que los centros asistenciales van a estar por el suelo, que no habrá medicinas y que los médicos serán tan mal pagados que estarán en huelga permanente, que todos los que trabajen para el Estado estarán de brazos caídos.

Si hay uno así, tiene mi voto.

Enviado originalmente el 17 de noviembre de 2oo8

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