Mis amigos



Mis amigos son los mejores de todo el mundo. Bueno, no hay que exagerar. Los mejores de América. No, de Venezuela. Mejor de la zona central.

El punto es que mis amigos me soportan todo y aún así me siguen contanto entre sus amistades. No sé todavía por qué. Si no fuera porque tengo que vivir conmigo mismo habría dejado de ser mi amigo desde hace años.

Pero mis amigos se han ganado un lugar en el cielo después de soportarme. Supongo que por eso algunos deciden dejar de hablarme por un tiempo para tomar fuerzas antes de retomar las comunicaciones conmigo. No los juzgo, los comprendo.

Mis amigos siguen creyendo que llegaré a la hora pautada, a pesar que siempre llego media hora después. Mis amigos creen que algún día maduraré, a pesar de que no doy ni señales al respecto. Pierdan toda esperanza.

Mis amigos odian mis chistes malos y detestan mis chistes pesados. Sin embargo, siguen conmigo. Masoquismo, quizás.

Mis amigos me extrañan como yo los extraño. Luego nos encontramos y nos preguntamos qué extrañábamos tanto. Hay algunos que puedo dejar de ver por meses y al reencontranos sentir que no ha pasado el tiempo.

Están los que sólo los puedo encontrar a través de una llamada telefónica, los que encuentro en el msn y aquellos que encuentro cara a cara en una reunión planeada con una comida de por medio. Estos últimos me encantan porque a mí me da hambre todos los días, así que siempre hay una excusa para reunirnos.

Yo quiero a todos mis amigos. Me gustaría tenerlos cerca más a menudo, pero sé que si fuera así nos terminaríamos odiando.

Posteado originalmente el 16 de febrero de 2oo9

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