Un blog nada original

Cuando el año pasado iba por la confesión número treinta y pico se me ocurrió una idea morrocotuda: montar un blog con todas las crónicas que había hecho. Me pareció excelente porque a muchas personas las fui agregando a la lista de envío tarde, así que en vez de leer cincuenta, recibieron veinte o diez (en este momento alguien dice "¡Gracias a Dios!")

Entonces, como no iba a reenviar todas y cada una de las confesiones -sobre todo porque muchas podían parecer extemporáneas y perderían gracia- las coloqué en esa suerte de archivo virtual. Así, aunque alguien haya leído diez podía tener acceso a todas aquellas que nunca conoció.

Comencé súper emocionado. Acorté el nombre a Confesiones Impertinentes y cuando iba por la mitad de las crónicas me asaltó una duda: ¿Y si ya alguien tenía un blog con el mismo nombre? Era casi imposible, pero igual gugleé (sí, es una traducción muy burda del verbo google, pero no me imagino una mejor).

Para mi sorpresa sí hay un blog con el mismo nombre y hasta con la misma plantilla que yo usaba. Fue un verdadero shock. Mi blog no era original, al menos no en nombre, pues las otras Confesiones Impertinentes nacieron en 2oo5.

Me puse en contacto con Gir (la autora del blog, cuyo nombre real es Lilian) para que supiera que tenía un blog tocayo. Como no se molestó, de hecho, fue muy agradable la muchacha no me di mala vida y continué con lo mío. Además, los estilos y contenidos son muy diferentes.

Cambié el diseño luego. Me pareció mejor para evitar que algún lector de Gir creyera que el blog había cambiado por completo.

En fin, ahora las confesiones tienen un lugar en la web, que podrás visitar cuando quieras y dejar los comentarios que quieras sobre las crónicas. La dirección es la siguiente:

ConfesionesImpertinentes.blogspot.com

Pero también puedes visitar a mi tocaya, si tienes curiosidad: su dirección es Conf.blogspot.com

Enviado originalmente el o2 de febrero de 2oo9

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