El mundo se va a acabar



Después de media hora, la señora por fin decidió el vestido que iba a llevar. Mientras, treinta kilómetros distante, el muchacho se ataba los zapatos antes de jugar. Al mismo tiempo, la muchacha le confiaba a su mejor amiga "Esta mañana me di cuenta de que Guillermo me mueve el piso"
En ese instante el piso se movió para ellos y para muchos. Cuando ocurrió el temblor del sábado pasado, todos se asustaron. Incluso -por supuesto- yo, que me encontraba feliz de la vida disfrutando del fin de semana de Bob Esponja en Nickelodeon.
Mientras maldecía en voz alta, salí corriendo hacia el baño con mis perros. Se supone que es un buen lugar para quedarse porque las paredes son más gruesas, los pilares más anchos y hay agua. Además, es el lugar perfecto si eres de esas personas cuyo estómago se afecta en situaciones de estrés, como esa.
Afortunadamente no fue tan grave la situación y pronto acabó todo. Intenté comunicarme con mi familia inútilmente. Las operadoras telefónicas colapsaron. Cuando ocurre algo así, se debe ser menos egocéntrico. Las llamadas deben ser cortas. Nada de preguntar cosas como "¿Dónde estabas?", "¿Qué te pareció?", "¿Cómo te sientes?". No, ese tipo de preguntas llevan inevitablemente a otras preguntas menos pertinentes como "¿Viste la novela anoche?", "¿Cuándo me vas a pagar el pedido de Avon?", "¿Cuéntame por qué fue que tu mujer te dejó?"
Entonces se generan unas conversaciones más largas, obstruyendo otras comunicaciones necesarias para otras personas. Cuando sucede un desastre así, es preferible hacer una sola pregunta "¿Cómo estás?". Si la respuesta es "Bien", trancas el teléfono y punto. Si la respuesta es "Mal, siento que me voy a morir en cualquier momento", entonces haces una segunda pregunta: "¿Dónde estás?". Cuando te diga la dirección cuelgas y te vas. No es necesario despedirse en ninguno de los casos.
De esa manera duran menos las llamadas y se ahorra en costo-aire del teléfono. Así, todos pueden llamar a todos, saben cómo están y a un precio razonable.
Cuando todos se calmaron, entonces comencé a saber cómo estaba mi familia y mis amigos. Según la respuesta, los pude clasificar así:
1. Descuidados. "No puede ser ¿tembló?" es lo que dijeron. Yo estaba tan ocupado (durmiendo) que no me di cuenta
2. Nerviosos. Son esos que se ponen a correr de un lado a otro, vociferando cuanta grosería que sepan, sin buscar una solución. Los puedes reconocer porque son los que dijeron "Yo sentía que el piso, las paredes, el techo y las ventanas se iban a caer"
3. Apocalípticos. Son los que dicen "El mundo se va a acabar", incluso conozco a uno que colocó en Facebook que "Debemos preocuparnos por nuestro planeta. En vez de protestar contra Chávez, debemos pensar en verde" No entendí la relación del presidente con el temblor, a lo que explicó que "Son las grandes compañías que contaminan el planeta las culpables del temblor" Yo no soy geólogo, pero creo que la contaminación no tiene mucha relación con los temblores.
Pero eso de que el mundo se va a acabar, sólo me recuerda la canción de Molotov. Esa que decía "Si un día me has de querer, te debes apresurar" Lo que me hace pensar, que si me quieres sería bueno que me lo digas.
Volviendo al asunto. Nada le pasó a nadie que conozco. Lo que fue muy relajante. A ti, como a ellos, te recomiendo que ante cualquier evento parecido no tengas dudas. No lo pienses dos veces antes de llamar al que siempre estará allí por ti: el cuerpo de bomberos. O a cualquiera de las autoridades competentes. A mí no, que yo estaré gritando y corriendo en círculos.

Publicado originalmente el 15 de septiembre de 2oo9

7 comentarios:

Alondra dijo...

Yo también desde el otro lado del charco fui de los que colapsó el teléfono. Es que si ya te decidiste a llamar, pues aprovechar para cotorrear un poco jajajaja...
Además pensé que el presi estaba probando sus nuevos cohetes, por eso de los 300Km. que no fallan.
Un saludito afectuoso

Anónimo dijo...

Sin palabras. :)

Marissel Villalobos dijo...

Muy buena, la reseña temblorística. Yo no lo sentí, aunque vivo en el zulia.
Sólo te recomiendo que para cosas así, deberías colocar el lugar de los hechos, por si te lee algún descuidado o alguien que no viva en Venezuela.
Es paradójico que los teléfonos, principales acortadores de distancias y que deben utilizarse para "CASOS DE EMERGENCIA" sean los primeros que se colapsan en esas situaciones. Bien por las compañías telefónicas!

Jorge Ángel Aussel dijo...

El otro día lo hablaba con mi psicólogo y los dos coincidiamos en que si seguimos así no se va a acabar el mundo, porque la Tierra se va a regenerar como ya lo ha hecho otras veces; los que no van a poder sobrevivir en este planeta vamos a ser nosotros.

Saludos.

Ciro David dijo...

Sí, se me olvidó colocar que vivo en el centro del país.

Ahora, con respecto a lo que dice Jorge, espero que tú y tu psicólogo estén equivocados. O en caso de que ocurra -y se acabe el mundo- sea después de que yo ya no esté por aquí.

Amparo dijo...

Hola Ciro, tienes un premio en mi blog para ti, es el Sello: Vale la pena, para tu blog.

Felicidades y muchos besos

periodista lilimar dijo...

ese dia estaba en la peluqueria. como dice el refran, 'primero muerta que sencilla.