Comprando en el supermercado


Mis amistades y yo finalmente concordamos en una fecha para ir a la playa. Así que todos debimos colaborar con algo para la comida. A mí me tocó una lista de cosas que normalmente no compro. Como para mejorar la aventura: "Vamos a ver si Ciro es capaz de comprar estas cosas sin fallar en el intento", debieron pensar mis amigos.
Me fui al supermercado, agarré un carrito y me dirigí inmediatamente a la sección de frutas, que era donde conseguiría la mayoría de los artículos. Mientras agarraba unos limones, vi como una señora se llevaba mi carrito, montaba a su hijo y me dejaba a mí con una bolsa de limones en la mano.
Mi cara debió ser un poema, porque la señora me preguntó "¿Este como que era tu carrito?". Entonces yo le dije que sí, pero que se lo quedara. No me iba a poner a pelear por una canasta con ruedas. Ella insistió en devolverlo. Yo le dije que ya había puesto al niño, que se lo quedara. Así fue la cosa hasta que le dije "Señora, yo busco uno nuevo para mí, deje de preocuparse" De esa manera ingresé al Récord Guinness por la discusión menos importante en la historia de la humanidad.
Tomé otro carrito. Uno que tenía una rueda que daba vueltas a placer. Fue en ese momento cuando me recordé de mi tía, quien siempre dice que ella escoge el peor carro para hacer mercado: el que tiene una rueda mala. Yo creo que eso le pasa a todo el mundo.
Me puse a pelear con el carrito para que fuera en la dirección que yo quería y no contra las personas a mi alrededor. Logré regresar a la frutería, donde escogí por vez primera unas mandarinas. Pienso que escogí unas buenas, porque todas estaban igual de aguadas, verdes y anaranjadas. ¿Cómo sabe uno que una mandarina está buena?
Mi amiga Mileidys me había dicho que si se me ocurría llevar otra cosa que no estuviera en la lista, que la tomara. Pasé por al lado del queso crema, le mandé un texto para saber si era buena opción y dijo que "Sí", luego me pareció que una botella de Fruit Punch era ideal, le volví a preguntar y dijo "Excelente". Luego estuve por el pasillo de los panes y me dije "Debería preguntarle si debo llevar unos panes duros para ver si a todo dice 'Sí'"
Pagué rápido y me monté fui de regreso a casa. Mientras pensaba que definitivamente no fallé en mi intento, me di cuenta de que me había faltado comprar la mitad de las cosas que quería.

Enviado el 19 de febrero de 2o1o

No hay comentarios: