Quienquiera que seas


Hay momentos en los que nos encontramos con alguien y el ambiente se torna incómodo. Como cuando tienes frente a ti a alguien que no te cae bien, pero que por diplomacia y buena educación saludas.
Hay muchos tipos de momentos desagradables, pero creo que el más extraño es el que ocurre cuando te consigues a alguien que te cae bien, pero no recuerdas su nombre.
Tenía un profesor en la universidad que nos decía que uno debía ser como los políticos, quienes se graban la cara y nombre de la persona. Se la consiguen mil años después y la saludan por su nombre. Supongo que es una necesidad en ellos, mala suerte para mí que no tuve una carrera en la corrupción, perdón, política.
Y escribo todo esto para terminar diciendo que en estos días me conseguí a una muchacha que estudió conmigo. Mientras me acercaba y saludaba, mi cerebro comenzó a desperezarse y buscar un nombre que estuviera adecuado con su rostro.
Más me acercaba a mi ex compañera de estudios y menos recordaba su nombre, ni siquiera un mote. Nada. Algunos dicen que cuando uno no recuerda el nombre de alguien es porque esa persona es tacaña, pero como que esta muchacha es la más miserable de todas.
Ella me hablaba de todo, con un español muy extraño, debido a que había estado viviendo en un país de habla no hispana. Entonces, mi mente se debatía entre tratar de entender sus palabras, responder con coherencia y asociar su cara con aunque fuera un sobrenombre.
Me daba mucha pena preguntarle el nombre, sobre todo porque me repetía el mío a cada rato. Así que me di por vencido. No sin antes recordarme una enseñanza de vida que me había dicho mi hermana hace muchos años atrás "Cuando no recuerdes el nombre de alguien, sustitúyelo por una frase cariñosa, como 'mi amor, cariño, corazón, bebé'"
Y como ya no podía recordar nada ni entender qué decía, le dije "Chao, nos vemos" No le dije nada cariñoso, porque no había suficiente confianza. Ni la habrá, porque la próxima vez finjo que no la vi.

Enviado el 12 de abril de 2o1o

No hay comentarios: