La mentira y el primo inocente


Yo tenía hambre, mi primo tenía que reunirse con un par de amigas de su colegio. Unimos nuestros deberes y nos fuimos a comer en un restaurante muy agradable. Busqué a sus amigas y mientras ellos hacían sus deberes, yo estudiaba lo mío. Luego de comer, reír y estudiar, llegaron las madres de las niñas. Yo pensé que era algo muy bueno, pero no era así

En vez de saludar, una de las señoras me preguntó mi edad. Al decirle que tengo 26, me respondió que podía estar en un problema legal grave. No entendía nada. Entonces me dijo que yo era el único mayor de edad en la mesa y que me había llevado a su hija. En ese momento sí me confundí.

Se suponía que esas niñas habían salido con el permiso de sus padres, pero no. Una de ellas les dijo a su madre que ella estaba bajo la vigilancia de mi tía y no la mía. Cuando la señora llegó y vio a un adulto en la mesa, pensó lo peor. Yo, inocente de todo, solamente era el chófer hambriento.

Después de que la niña confesara que había mentido y que yo no estaba enterado de nada, pues la madre comenzó con el escándalo. Todas las mesas nos quedaron viendo y yo no podía sentir otra cosa que pena. Quienquiera que haya dicho que toda publicidad es buena nunca fue acusado de ser un viejo-verde-corruptor-de-menores

Media hora después, la señora seguía con su monólogo "me decepcionas como hija", "soy una mala madre" y "me estoy enfermando" fueron de las frases más usadas. Yo le dije a la señora, con mucha educación, que si bien estaba mal que la niña no hubiera dicho la verdad, pues tampoco la solución era ventilar el problema en público, que era preferible que lo hiciera en privado. No me escuchó, por supuesto.

En ese preciso momento pensé que podía ser una de dos opciones: después de tantas bromas pesadas que le he hecho a mi primo, logró el plan perfecto de vengarse. O, definitivamente sí soy Superman y ése era mi mundo bizarro.

Quince minutos luego, la señora se fue y yo me quedé apenado y regañado por un crimen que nunca cometí. Entonces, aprendí la lección: nunca salgas con tus primos y sus amigas, quienes podrían estar mintiendo, pero tú nunca enterarte hasta que llega la madre -quien tampoco sabe nada- y te señala de estar sonsacándole

Publicado el 13 de diciembre de 2o1o

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