De amor, muerte y amor


A mí no me gustan mucho las historias cursis, pero de vez en cuando hay una que me parece fuera de lo común y llama mi atención. Cuando me contaron en primera persona la historia que estás por leer, me dije "Vale la pena"

Carmela había estado peleando con su esposo por muchísimos años. Era el caso de esas parejas que ya han olvidado el amor, que se dejan llevar por la costumbre y comienzan a reñir por cualquier cosa. Después de algunos años de discusiones diarias, decidió que era el momento de divorciarse.

Nunca dejó de comunicarse con su ex esposo por el bien de los hijos. Así que cada uno vivía solo, tranquilo y sin pelear. Así pasaron los años.

Un día, el señor le confesó que el doctor le había dicho que tenía cáncer de páncreas. Normalmente este tipo de cáncer es incurable y terriblemente mortal. Esta no era la excepción. Carmela no podía creer que el hombre con quien había convivido tantos años estaba al borde de la muerte.

Sin embargo, ninguno de los dos decidió deprimirse, sino ayudarse mutuamente. Pronto, Carmela le dijo que podía mudarse de nuevo con ella, para que tuviera quien le cuidara y estuviera al pendiente de que cumpliera su tratamiento. Él no se resistió a la idea.

Pronto, comenzaron a valorar cada momento que pasaban juntos y deplorar cada discusión inútil que los llevó a una separación que nunca se debió dar. Cuando la muerte está tan cerca la gente se da cuenta de la importancia de la vida, de cada detalle de ella. Reaccionamos todos ante la posibilidad de dejar el mundo con deudas emocionales.

Cuando él partió, ella no lloró. Era un pacto que existía entre ellos. No lamentarían separarse de nuevo, pues se volverían a encontrar en una próxima vida.

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Publicado el 24 de febrero de 2o11

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