Hambriento por un trabajo


Me había postulado para un puesto y como nunca me llamaron, perdí la esperanza y me quedé tranquilo. Un mes después, me llamaron e hicieron las entrevistas pertinentes. Luego de unos días me mandaron a hacer un examen médico. Bien temprano y en ayunas.

Me recomendaron que llegara a las 7.30 am y llegué a las 8. Me dijeron que era el último y me dieron un cuestionario para que lo llenara. Tenía como mil preguntas sobre la salud de las personas, con cuestiones como "¿Ha subido de peso este año?", "¿Pierde la vista repentinamente?" o "¿Sangra usted al orinar?". Y las preguntas se ponían cada vez más enfermas.

Después de gastar la tinta del bolígrafo, pasé a que sacaran sangre de mis venas. Para el momento sentía que me estaba cayendo de los lados del hambre. Además, mi vejiga iba a explotar en cualquier momento. Entonces, me dieron un pequeño envase y me dijeron "Para la muestra de orina" Una cuestión muy conveniente, pues.

Seguidamente, me hicieron un examen de la vista. Nada parecido a ninguno que me hubieran hecho antes. Para comenzar, las imágenes tenían los números al revés y me confundía. Mi cerebro pensaba arriba, cuando estaba abajo porque los reordenaba. Era eso o el hambre que ya me hacía desvariar.

Finalizado, le dije a la secretaria "Ya terminé", a lo que contestó "No, todavía te falta el examen físico" Y me dejaron en una sala de espera, viendo el canal ElGourmet.com, para que se me desatara el apetito. En ese punto, ya comenzaba a ver a las personas sabrositas. Nunca había considerado el canibalismo.. hasta ese momento.

Pasé al examen físico, que resultó ser completo. La doctora, una anciana con tantos años como Mumm Ra, me solicitó que me desvistiera. No es que me moleste mi cuerpo desnudo, sino mostrarlo a alguien a quien apenas conozco y que no ha tenido la decencia de invitarme a salir primero.

Pero luego pensé que esa señora debía haberlos visto de todos los tamaños y colores. Yo era uno más. Si ya había pensado en el canibalismo, un poco de exhibicionismo no era nada. Me sentía como un prostituto, pero ya daba igual. En cualquier momento iba a caer tieso del hambre.
Pronto conseguí el desayuno.. y también el puesto de trabajo

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Posteado el 25 de mayo de 2o11

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