Los mejores caramelos


Aquel día tenía el carro en el taller, así que debía irlo a buscar en autobús. Me fui a la parada con una compañera de trabajo. Cuando llegamos, sólo estaba una señora más en el lugar. Le deseé las buenas tardes, mientras esperábamos. De pronto, comenzó una llovizna que amenazaba con convertirse en una tormenta.

Mientras me preparaba para el chaparrón (por supuesto que no tenía un paraguas), se paró un autobús vacío y sin ningún tipo de identificación al frente. Se abrieron las puertas y el conductor nos preguntó "¿Los llevo para que no se mojen?"

La señora desconocida nos miró y dijo "¿Se vienen conmigo?" Su boca decía que se quería ir, pero sus ojos decían "No me dejen sola, que me pueden violar" Lo pensé por un segundo porque podía terminar violado yo también.. y la verdad es que no estaba de humor.

Pero no sé si es por aquello de que "los mejores caramelos los tienen los extraños", pero me monté en el autobús. La adrenalina de saber que en cualquier punto del trayecto, el conductor podía sacar un arma y robarnos a todos, me llenaba de emoción.

En mi cabeza sonaba la voz de mi mamá regañándome por dejar que un desconocido me llevara. Pero yo me hacía el sordo. Al final, me dejó cerca del taller y no me pidió dinero a cambio. Es increíble, pero todavía queda gente buena en el mundo.
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Publicado el 11 de enero de 2012

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