Quiero una Miss Venezuela ignorante


Cuando era niño, veía los concursos de belleza con mi familia. Era entretenimiento puro: un grupo de mujeres compitiendo por una corona. Con el paso del tiempo, mi interés ha bajado a un nivel prácticamente inexistente. Ya no me importan. Pero mi percepción no ha cambiado: si lo que vale es la belleza, ¿qué importa si la ganadora es bruta?

Para comenzar hay que ver la edad de esas niñas. Algunas apenas salieron de bachillerato. Otras están estudiando alguna carrera universitaria. Mientras, todas quieren ser famosas, ricas y conseguir el estrellato rápido. Por eso, con ese nivel de madurez, es difícil que siquiera articulen bien una oración con sentido.

Entonces, les hacen preguntas que ponen a prueba su nivel de concentración + oratoria + cursilería. La mayoría responde mal, para beneficio de videos virales y memes. Yo pienso que si ya demostró que se ve bien en traje de baño y en todos los demás trajes que se ponen, da igual si sabe sumar o no.

Es decir, si de verdad quieren coronar a alguien con un coeficiente intelectual decente, vayan y búsquense una versión de Amy Farrah Fowler en cualquier universidad. Dejen de insistir en la dualidad reina de belleza/inteligente. Es como tratar de conseguir un beisbolista profesional que no use esteroides. Acéptenlo: no existe.

¿Que tienen silicona hasta en los dedos de los pies? ¿Que tienen más extensiones que una central telefónica? ¿Que las veintitantas concursantes tienen juntas casi tantas operaciones como Cher? Así debe ser. La misión de esas muchachas no es otra que establecer cánones de belleza imposibles de lograr de forma natural.

Después de todo, sería como si estudiar un posgrado dependiera del peso y medidas corporales de los postulados. No tendría lógica. Así que mejor sigamos con aquello de "la verdadera belleza está en el interior" para los inteligentes, pero feos. Mientras, juzgamos a las misses sólo por su exterior y no su coeficiente intelectual.

Aunque, si al final quieren chicas sabiondas, sexies y hermosas (a la orden), entonces que el concurso comience con una competencia de deletreo, luego un crucigrama, para pasar a un sudoku, quizás un rompecabezas, después una adivinanza. Para cuando llegue la ronda de preguntas, todos estarán tan hartos y aburridos que a nadie le va a interesar si la elegida sabe leer o no. Todos estarán rogando porque se acabe esa tortura.
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Publicado el o6 de octubre de 2o13

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